Declaración del centenario sobre el futuro del trabajo

Resumen

El artículo es un comentario de la Declaración del centenario de la OIT para el Futuro del Trabajo, que ha adoptado la OIT en junio de 2019, y que tiene un gran valor simbólico. El aspecto más novedoso del instrumento es la exigencia de desarrollar un enfoque del futuro del trabajo centrado en las personas, que sitúe los derechos de los trabajadores en el núcleo de las políticas económicas, comerciales, sociales y ambientales. Aunque el enfoque sirve tanto para guiar las actividades futuras de la OIT, como para apelar a la acción de los Estados miembros, parece como si el peso de la responsabilidad recayese, sobre todo, en los Estados miembros. ¿Es una Declaración histórica, a la altura de las expectativas que había generado/suscitado? Como ya sucedió con las Declaraciones de 1998 y 2008, la Declaración del Centenario dará lugar a una controversia. Mientras que algunos se congratularán del nuevo enfoque que institucionaliza, otros verán en ella una ocasión perdida, y se lamentarán de su carácter no vinculante, de la falta de concreción de sus previsiones, y de que no haya acogido algunas de las propuestas del informe de la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo, ni del texto de la Declaración que se sometió a examen y discusión por la Conferencia Internacional del Trabajo.

The paper is a commentary on the ILO Centenary Declaration For the Future of Work, which the ILO has adopted in June 2019, and which has great symbolic value. The most novel aspect of the instrument is the requirement to develop a human-centred approach to the future of work, which places workers’ rights at the core of economic, commercial, social and environmental policies. Although the approach serves both to guide the future activities of the ILO, and to appeal to the action of the Member States, it seems as if the burden of responsibility falls, above all, on the Member States. Is it a historical Declaration, living up to the expectations it had raised? As with the 1998 and 2008 Declarations, the Centenary Declaration will give rise to a controversy. While some will be pleased with the new institutionalized approach, others will see it as a lost occasion, and will regret its non-binding nature, the lack of precision of its forecasts, and that it does not include some of the proposals of the report of the World Commission on the Future of Work, nor of the text of the Declaration that was submitted for consideration and discussion by the International Labour Conference.

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