Abstract
La noción de trabajo decente ha adquirido a lo largo de los años una dimensión más globalizada. Lo anterior se argumenta con la inclusión de sus postulados en la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). No obstante, la aplicación del trabajo decente en nuestro sistema de empleo público parece no haber calado de forma suficiente. La problemática de la temporalidad en el seno de nuestras instituciones ha llegado a alcanzar dimensiones extraordinarias, de forma que se podría considerar como un problema endémico. Las resoluciones de los Tribunales tanto europeos como nacionales son las que hasta el momento han puesto un poco de claridad en torno a la gran diversidad de controversias jurídicas suscitadas. La intervención reciente del legislador vía Real Decreto-Ley no ha hecho sino incorporar los criterios jurisprudenciales más recientes al mismo dejando toda una serie de cuestiones pendientes de resolver. La interrelación estrecha entre el trabajo decente y los Objetivos 8 y 16 de la Agenda 2030 con la problemática de la temporalidad se muestra como fundamental, no sólo a la hora de plantear soluciones de futuro, sino también a la hora de preservar la solidez, la objetividad y la imparcialidad de nuestras Administraciones.
The notion of decent work has acquired a more global dimension over the years. The foregoing is argued with the inclusion of its postulates in the 2030 Agenda and the Sustainable Development Goals (SDGs). However, the application of decent work in our public employment system does not seem to have penetrated sufficiently. The problem of temporality within our institutions has reached extraordinary dimensions, in such a way that it could be considered as an endemic problem. The decisions of both European and national Courts are those that have so far provided a bit of clarity regarding the great diversity of legal controversies that have arisen. The recent intervention of the legislator via Royal Decree-Law has only incorporated the most recent jurisprudential criteria into it, leaving a whole series of pending issues to be resolved. The close interrelation between decent work and Goals 8 and 16 of the 2030 Agenda with the problem of temporality is shown to be fundamental, not only when it comes to proposing solutions for the future, but also when it comes to preserving solidity, objectivity and impartiality of our administrations.