Del trabajo decente al buen trabajo en la era digital: calidad del empleo, alfabetización digital y nuevas competencias

Resumen

El estudio analiza la redefinición del “trabajo decente” en “buen trabajo” en la era digital, centrándose en el impacto de la alfabetización digital y las nuevas competencias híbridas (técnicas y socioemocionales) en la calidad del empleo. Como resultado, se identifica una tensión clave: la digitalización genera tanto oportunidades (flexibilidad) como riesgos (precariedad, vigilancia), demostrando que la tecnología no es determinista; el resultado depende de las políticas adoptadas. El hallazgo principal es que, si bien la alfabetización digital es un determinante crítico de la empleabilidad, su acceso es profundamente desigual. Esto crea un “círculo vicioso” que amplifica las brechas sociales, convirtiendo la exclusión digital en exclusión social y laboral. Se concluye que el modelo de protección social del siglo XX, basado en el empleo estable, es obsoleto. La construcción de un “buen trabajo” exige un enfoque sistémico, de responsabilidad compartida (Estado, empresas, individuo) en la formación, y la urgencia de avanzar hacia un nuevo contrato social basado en derechos portables desvinculados del estatus contractual.

 

The study analyses the redefinition of ‘decent work’ into ‘good work’ in the digital era, focusing on the impact of digital literacy and new hybrid competencies (technical and socio-emotional) on employment quality. As a result, a key tension is identified: digitalization generates both opportunities (flexibility) and risks (precarity, surveillance), demonstrating that technology is not deterministic; the outcome depends on the policies adopted. The main finding is that, while digital literacy is a critical determinant of employability, access to it is profoundly unequal. This creates a ‘vicious cycle’ that amplifies social gaps, turning digital exclusion into social and labour exclusion. It is concluded that the 20th Century social protection model, based on stable employment, is obsolete. Constructing ‘good work’ demands a systemic approach, a shared responsibility for training (State, firms, individual), and the urgency of advancing toward a new social contract based on portable rights decoupled from contractual status.

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